17 ene 2011

José María Arguedas ¡especial de colección!

17 ene 2011

15 floritos
Como comentamos hace tiempo, esto de los aniversarios y celebraciones es un poco raro. Recordamos cumples y olvidamos otros. Igual pasa con los escritores. Este año, por ejemplo, se cumplen 100 años del nacimiento de Jose María Arguedas y nos colamos al tono.

Arguedas es de esos pocos escritores que he podido leer casi en orden cronológico. Algunos de sus cuentos los leí en el cole, pero recién fue en la universidad donde lo disfruté plenamente. Agua (1935) fue su primera obra. Un pequeño libro con solo tres relatos: "Agua", "Los escoleros" y "Warma Kuyay", chéveres los tres. En Amazonas, hace tiempo encontré la primera edición de este librito, pero con la cubierta rota y tan maltratado que la verdad no valía la pena, por más que estaba a 5 lucas. El cuento que le da título al libro narra los conflictos en una comunidad andina por el precioso líquido. Y vaya que este relato tiene fuerza, uno se siente conmovido por la trama y luego de leerlo me dio tanta sed que me fui corriendo al bidón.
 

La primera novela que le leí fue Yawar Fiesta (1941). Quizás algunos se sintieron un poco estafados, porque nunca se ve al cóndor atacando al toro, ese es el problema de guiarse por la carátula del libro, como mencionamos en otro post. La obra en sí es superinteresante y entretenida. Hay algo que siempre se dice de las novelas de Arguedas: que representan muy bien el mundo andino y que su innovadora propuesta de aplicar la sintaxis del quechua al español es muy efectiva. Lo que puedo decir yo es que algunas de sus novelas son realmente atrapantes porque mantienen la tensión y uno quiere saber en qué acabará o qué le pasará a los personajes. Mientras me zambullía en sus páginas me preguntaba ¿se celebrará o no la Yawar Fiesta? ¿Atraparán al toro Misitu? Uno de los personajes (no me acuerdo quien, creo que el subprefecto) ¿se pondría de parte de los indios o los mistis? Las dudas de los personajes, los conflictos y toda la vida del pueblo de Puquio atrapan al lector. Muy recomendable.

Extrañé un poco esa emoción cuando leí su novela más renombrada Los ríos profundos (1958). Si bien es una obra con partes muy hermosas (¡zumbayllu!) sentí que quedaban algunas partes sin resolver: ¿Qué pasó con el padre de Ernesto? ¿Y las chicheras?, como si la historia fuera un poco desordenada. Lo que más me gustó del libro fue algo que también sería una constante en los libros de Arguedas: ese mensaje de paz, ese mantra de no apelar a la violencia a pesar de las injusticias sociales en el pueblo y en el colegio donde el protagonista Ernesto trata de integrarse. Este intento fue el que no logré entender por completo y fue la razón por la que el libro no me gustó tanto.

Con El sexto (1961) tiene algunos puntos en común. Nuevamente nos encontramos frente a un protagonista inmerso en una realidad terrible y violenta: la cárcel, donde apristas y comunistas se pelean entre ellos y los delincuentes comunes se encuentran en los pisos inferiores. El personaje principal, que no está en ningún grupo, logra de alguna manera que los presos políticos se olviden de sus diferencias, se unan, canten juntos y que incluso traten de poner freno al salvajismo del encierro, como parte del mensaje de fraternidad del autor. Un tío mío, que estuvo con Arguedas en prisión, comentaba que algunos sucesos que se narran en la novela (como el suicidio de un preso y la violación de otro) ocurrieron realmente durante su periodo tras las rejas.


Pero la mejor obra de Arguedas, para mí, es sin duda Todas las sangres (1964). El título del libro resume uno de los ideales del autor y es una frase que se se ha convertido en un epíteto del Perú. Es una novela que lo tiene todo: un comienzo espectacular, acción, intriga, misterio, romance y grandes personajes. Deberían hacer la película. No obstante tener casi 50 años de escrita, refleja aún parte de la situación del país: el conflicto entre minería y agricultura, entre inversión extranjera y trabajadores nacionales. Y a pesar de todo lo que sucede, el mensaje de fraternidad y unión que propone el autor (y su personaje, el entrañable Demetrio Rendón Wilka), de convertir al Perú en un país de todas las sangres no suena utópico.

Con El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971) concluye la historia de sus novelas. Superarse a sí mismo iba a ser muy difícil y para algunos lo consigue. Para mí no tanto. La obra tiene partes bastante crípticas, donde se mezclan novela, diario, cartas, discurso, etc.; con varios lenguajes. Un libro algo caótico, consecuente con el estado que por el que pasaba su autor, tan consecuente que todo lo que narra (incluso su suicidio y los detalles de su entierro) terminan ocurriendo en la realidad. Es pastrulazo.

Además de los libros antes reseñados, Arguedas escribió poesía, ensayos de antropología, etnología, hizo recopilación de canciones quechuas, de cuentos, de poemas... en fin. Debe ser uno de los peruanos con más libros publicados. Además de eso también fue profesor, en la escuela,
de Jorge Eduardo Eielson y, en la universidad, de Leopoldo Chariarse. Con una vida tan fructífera como no decirle ¡Feliz cumpleaños!

(Y me di el gusto de visitar los escenarios de Los ríos profundos: click aquí).  


Actividades por los 100 años: La República, Caretas.
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11 ene 2011

Año de e-lecciones

11 ene 2011

0 floritos
Dicen que el inicio del año es un buen momento para mejorar, para cambiar. Y como ahora no sólo empieza el año, sino también la década, parecería que es momento de tomar algunas decisiones. Las opciones son diversas y hay para elegir: ¿Me inscribo al reto 2011? ¿Lecturas planificadas o improvisando? ¿Comprar más libros o un kindle? ¿Seguir con el blog? Y lo más importante ¿qué leer? Sé que parecen tonterías y quizás exagero, pero a veces me pasa -sobretodo en esta época del año- que pienso en el futuro (solo a veces).

Por otro lado, por estas tierras es año de elecciones. Luego de 5 años tenemos que escoger, entre una variopinta y deprimente colección de interesados, el mal menor para presidente del país. Todavía faltan algunos meses para el día fatal y, justo ahora que estoy leyendo Ensayo sobre la lucidez, la idea de sus personajes de votar como los personajes de esta novela no suena tan descabellada. En serio, deberíamos considerarla. Me ha gustado bastante el libro y se acerca más al Saramago de otras obras. A algunas les parece que novelas como ésta, Ensayo sobre la ceguera o Las intermitencias de la muerte son variaciones de una misma idea y que eso atenúa su efecto sorpresivo.Quizás, pero después de lo que viene sucediendo en Estados Unidos, Suecia, Brasil, etc. donde los pájaros se están cayendo y los peces muriendo, uno confirma que la realidad supera a la ficción. Este trágico fenómeno que sufre la naturaleza podría ser muy bien el inicio de una novela del portugués. Y, no me acuerdo pero creo que en La carretera (o en su película), algo así es lo que produce el inicio del mundo apocalíptico que sufren los personajes. En eso también tenemos que elegir: si no actuamos respecto al daño que se le hace al planeta, bye bye gente (y libros).


Pero mejor regresemos a Saramago. Este año va a ser (espero) el año en que termine de leer varias de sus obras que tenía pendientes. Otros con los que quiero seguir son Bolaño, Murakami, Fresán. Pero, claro, no es un plan rígido. Recuerdo que hace años sí me puse un plan más grande, tres opciones crudas: "latinoamericanos", "franceses" y "norteamericanos" . No recuerdo muy bien porqué elegí la tercera opción y así leí un poco de Hemingway, Dos Passos, Steinbeck, Carver, Cheever, Henry James, Kerouac, Truman Capote, entre otros (Miller y Burroughs no los terminé, me aburrieron) y el problema fue que por eso he leido poco (o nada) de muchos escritores de América y Francia. Desventajas de hacer planes muy rígidos. Y otro problema es que los "eternos postergados" son soslayados por un año más: ¿para cuándo Cuarteto de Alejandría, Los hermanos Karamazov, Los miserables? Una amiga me decía "Si descubres un autor que te gusta ¿por qué no lo sigues leyendo?". Pero mi curiosidad puede más: muchas veces prefiero leer algo nuevo que un autor que ya conozco. Una especie de manía supongo. Una lección que aprender.



Para acabar, la letra antes del guión del título no es solo un adornito. Ojalá este año se pueda aumentar un poco las habilidades informáticas para mejorar (aunque sea en la forma) un poquito esta página. Otro diseño, colgar vídeos, algunos gadgets, porque también soy 0 en computación. Y quizás comprarme (por fin!) una cámara para colgar imágnes de libros y cacerías y no tener que poner fotos que no tienen nada que ver con el tema ¿Comprar cámara o más libros? Es momento de elegir.
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2 ene 2011

Opiniones de un pollazo

2 ene 2011

15 floritos


Qué flojera escribir, sobretodo en estas fechas. Y qué flojera leer. O acabar un libro. Así me pasó con Opiniones de un payaso de Heinrich Böll. El protagonista se quejaba de todo y muchos de los personajes secundarios parecían monigotes, seres caricaturizados que no iban mas allá de ser nombres raros ¿Hay que acabarse un libro aunque nos esté aburriendo? Pareciera que la respuesta es negativa. Si un libro no nos está gustando, pues mejor dejarlo ¿no? Pero a veces los libros empiezan mal y luego levantan. A veces la terquedad o el orgullo nos impulsa a seguir. Creo que ese libro (y El ocho de Katherine Neville) fueron las únicas decepciones del año que pasó.


Y ya que estamos con ese tema, habrá que seguir con las listas y los balances del año. Soy malo con las matemáticas, así que no estoy seguro cuantos libros habré leído en el 2010, pero por lo menos sé contar hasta 50 y no creo que hayan sido muchos. Por otro lado, si empiezo un libro el 31 de diciembre y lo acabo al día siguiente ¿en qué año entra? Así me ha pasado con un montón de libros, en 2009 con Desgracia y hace poco con Esperando a los bárbaros (ambas excelentes, abrí y cerré el año con Coetzee). En fin, en todo caso, pueden chequear mi lista anobii aquí.


Se supone que me propuse algunos "objetivos" lectores para el año que paso y, curiosamente, los cumplí casi en su totalidad: Me soplé la trilogía Millenium, leí algo de Steinbeck y de Coetzee, sacié mi curiosidad con Tenemos que hablar de Kevin, conocí a Rodrigo Fresán. Lo que si no pude cumplir fue el reto 2010. Y, aunque no pude leer El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas de Haruki Murakami, pude concluir algunas otras novelas del japonés: Kafka en la orilla, La caza del carnero salvaje y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. Y, luego de cavilarlo algo, puedo decir que este último fue el libro que más me gustó del 2010. Y, quien sabe, quizás el mejor que leí ese año. Comparte el podio con Historia Argentina de Rodrigo Fresán (básico!) y Bartleby y compañía de Enrique Vila Matas.


Fui feliz con novelas totales como 2666 de Roberto Bolaño, "históricas" como Historia del Rey Transparente de Rosa Montero, de ciencia ficción como Un mundo feliz de Aldous Huxley y "policiales" como la saga de Stieg Larsson. Con buenos libros de cuentos como Putas Asesinas de Bolaño y Otras tardes de Luis Loayza. Con buenas nouvelles como Señora de rojo sobre fondo gris de Miguel Delibes o La carretera de Cormac McCarthy.


En el 2010 se fueron Saramago, Salinger, Tomás Eloy Martínez, Delibes, entre otros. Otros llegaron como Rosa Montero y Enrique Vila Matas. El fútbol nos uvo entretenidos por un mes. Y ¡por fin! le dieron el Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa. Pero lo más importante es que fue un año de magníficas lecturas, de descubrimiento de nuevos autores, de pasarla bien. Y todos gracias a sus sugerencias, préstamos, comentarios. Muchas gracias a todos los que pasan por aquí. Y que este año que empieza sea mejor que el anterior.

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