En la Feria Internacional del Libro de Lima (la del año pasado), la persona que me acompañaba, encontró un libro de Vargas Llosa (no me acuerdo cual, creo que Los cuadernos de Don Rigoberto), le llamó mucho la atención y ahí mismo se lo compró. Cuando, dos stands más adelante, encontraba el mismo libro a un precio 3 veces menor, se sintió estafada. "Pero, ¿por qué lo compraste tan rápido?" le pregunté. "Porque quería leerlo" me respondió. Sonaba muy lógico. Lástima que nunca lo he sido. De hecho mi filosofía es exactamente la opuesta. Mientras ella me decía "Lo compro, luego lo leo", mi razonamiento es más bien "Lo leo luego, lo compro".
Y es que en tiempos de crisis y si uno anda misión imposible, es bastante suicida comprarse cualquier obra solo porque "quiero leerla". Al menos, muchos de los libros que más me han impactado en la vida, no los tengo y nunca los compré. Pienso, por ejemplo, en La perla de John Steinbeck, Desgracia de Coetzee o Crimen y Castigo. Pero no solo libros sueltos, sino incluso la obra completa de varios autores: todo lo que he leído de Gabo (no son tantos) y de Auster (es menos aún), buena parte de los libros de Bolaño en la que he invertido mi tiempo (La literatura nazi en América, Estrella distante, Amuleto, Nocturno de Chile, Una novelita lumpen, Tres, Amberes); ensayos diversos (El dominio de la vida, Copia este libro, Gomorra) y las colecciones o antologías de relatos de John Cheever que he tenido entre mis manos (La geometría del amor y El hombre al que amó). La lista de los mejores libros que no compré en la FIL, y en ningún otro sitio, sería interminable. Al final, pensé, puedo seguir leyendo sin comprar tanto.
Esa idea fue la que se repetía en mi mente durante la FIL 2012. Y es que la Feria del Libro es casi una tradición más de Fiestas Patrias, como el discurso presidencial o la marcha militar. Y como estas, uno espera sorpresas y novedades, pero pueden ser rutinarias y algo decepcionantes. Y sobretodo, convencerte de que son un poco inútiles. Sin las ofertas de Santillana y sin muchas cosas que llamaran mi atención, solo adquirí 1) Diario íntimo de Sally Mara de Raymond Queneau 2) Ajuar Funerario de Fernando Iwasaki 3) Vidas de santos de Rodrigo Fresán y 4) Amantes y enemigos de Rosa Montero. Quizás me hubiera comprado uno más - El Tercer Reich de Bolaño en Compactos- pero se agotó (habían solo dos y por esperar el remate del último día lo perdí).
Y, recordando que, de los 15 textos que compré en la feria 2011 aun me quedan algunos por leer, no pude dejar de experimentar una sensación de desánimo ¿O será porque no robé nada este año?
Creo que si la feria la abren cualquier fecha menos diciembre y julio (donde la gente recibe su grati) pues, sería un mal negocio hacerlo para los organizadores. No entiendo como en Quilca los libros (originales) están más baratos que en las librerías de Lima. A veces sale a cuenta comprar libros en amazon.com : el costo del libro más el envío equivale la mitad o un poco más del precio de costo de Crisol y otras librerías. Leer cue$ta
ResponderEliminarEs que en Quilca son menos angurrientos :) La mayoría de distribuidores reciben los libros con 40% de descuento. La diferencia radica en que en las librerías te lo venden al 100% (quieren 40% de ganancia) y en cambio en Quilca suelen hacer descuento del 20% (se conforman con 20% de ganancia). También hay que tener en cuenta que los gastos en un stand de Quilca no son los mismos de un local grande en Miraflores.
EliminarEs cierto, leer cue$ta, pero a veces, con un poco paciencia y buen humor se puede sortear los obstáculos.
Veo que reincides con Fresán, si aún no lo tienes, para la Feria del 2013 te recomiendo vayas a por Mantra, una novela suya publicada en el 2002 por Mondadori.
ResponderEliminarsaludos,
Andrea
Me prestaron Esperanto y no pude leerla. Gracias por la recomendación, aun no tengo Mantra, Mondadori suele ser carito, veremos que pasa.
EliminarQué tal Pollo,
ResponderEliminarQué recuerdos de las Ferias del Libro que arman en Lima. Siempre fue bacán recorrerlas y hacerte de patas con gente que también tiene la misma manera compulsiva por gastar hasta lo que no se tiene en ejemplares que por ahí se encuentran.
Es verdad que en Quilca no te dan con palo, y es como una feria del libro peremne. ¿Todavía estará una librería antigua en Jr Camaná, más abajo del Queirolo? Ahí también encontraba buenos ejemplares.
Saludos.
Hola Manolo!
ResponderEliminarYo también prefiero la feria permanente del Centro. Y todavía creo que existe esa librería a la que te refieres. Más abajo en Camaná hay varias, aunque una de las más grandes se ha mudado a Quilca.
saludos!