5 feb 2013

Viajar libros (5): Rosario - Argentina

5 feb 2013

Como la selección sub 20, que debe estar apenada al partir de Mendoza, yo estaba apenado de tener que irme de Córdoba, pero con la alegría de saber que iría a Rosario: la tierra de Messi, del Che Guevara, del Negro Fontanarrosa y del actor que aparecía en las películas de Porcel, entre otros célebres personajes.

A una cuadra de donde estaba hospedado, en el cruce de las calles Urquiza y Santiago encontré de casualidad una librería genial. En realidad solo había salido para comprar algo a la tienda de la esquina y no llevé cámara, pero me quedé un buen rato curioseando todo. Era pequeña, toda de madera y muy acogedora, en la que dos chicos estaban conversando sobre autores que en mi vida había escuchado. En la sección de saldos (¡6 pesos!) hallé, entre muchas otros títulos interesantes,  una colección blanca, novedosa para mí, donde descubrí El gran Meaulnes de Alain-Fournier (solo lo había encontrado una vez en Lima) y un libro que nunca en mi vida había visto: Los laureles estan cortados de Edouard Dujardin, el autor que inspiró a Joyce el monólogo interior del Ulises. Iba a comprarlo pero, tan cerca estaba de mi eventual morada, que pensé "lo haré después" (nunca lo hice). 

Caminando por la Av. Córdoba, atravesé la Plaza Pringles donde está el busto a Amado Nervo y más adelante encontraría algunas librerías, pero también un gran problema: no poder cambiar dólares. En otros lugares, si encontraba cambistas informales que te dan mucho mas pesos por tus dólares que un banco, pero acá me demoré un montón y por eso visité menos tiendas.

Llegué a la Plaza Montenegro donde hay una pequeña feria de libros viejos: una edición de los cómics de El eternauta que debí haber comprado, algunos libros de David Safier que sospechaba que podría encontrar en mejor estado más adelante (efectivamente así sucedería) y algunos otros títulos que no me motivaban a gastar los pocos pesos que logré cambiar.

De regreso, pasé por la casa del "Che" Guevara. Siendo sinceros, conozco poco de este famoso personaje, aunque por mi recorrido de vuelta por tierra es algo similar al que él hizo de Argentina a Perú en 1952. Si bien su viaje fue mucho más alucinante, hay algo que me sorprendió más: que haya enseñado personalmente a leer a mucha gente. Y que haya participado activamente en la campaña contra el analfabetismo realizada en Cuba que disminuyó este índice de alfabetización de más del 20% a 3% entre 1960 y 1961, en la que se enseñó a leer a más de 700 mil personas.  ¡¡¡ 700 mil personas!!! De solo pensar que, cuando recomiendas un libro a alguien, puedes cambiarle la vida no me imagino como puedes cambiársela a alguien que le enseñas a leer.

Vargas Llosa, en su discurso por el Nobel, dijo que lo más importante que le había pasado en la vida era aprender a leer (y Rosa Montero lo confirma en El amor de mi vida). Enseñar a leer a 700 mil personas debe ser uno de los actos más increíbles que puede hacer un grupo de seres humanos. Y, si algo así es posible, yo puedo seguir avanzando.

Próxima parada: Buenos Aires.
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