29 sept 2018

¿Cómo elegir que libro leer? (Parte 2)

29 sept 2018

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Me gustan los libros en que nuestros autores favoritos se convierten en nosotros, es decir, en lectores y por un momento bajan del pedestal en que los tenemos y nos confiesan cuáles son sus preferencias y quiénes son sus ídolos. Como esbocé la semana pasada, esta es una buena forma para elegir que leer o descubrir nuevas lecturas.



Algunos de estos pueden ser libros de crítica, artículos, presentaciones, prólogos y hasta diarios como La tentación del fracaso. En una anotación del 27 de enero de 1978, Ribeyro revela su "lista de convocados" a algo así como una imaginaria selección ideal de todos los tiempos y creo que fue la primera vez que sentía la admiración de un escritor hacia sus colegas, lo que me sorprendió. En general en varias entradas de ese diario hay menciones y recomendaciones indirectas de toda clase de obras. Ribeyro también tiene una compilación de ensayos breves, La caza sutil, con el que descubrí a Perec y el OuLiPo, me animé a leer Ejercicios de estilo, Bajo el volcán, Rojo y negro y hasta La tierra prometida de Sofocleto. ¿No fue el propio Julio Ramón el que dijo algo así como que a uno realmente le gusta un autor cuando trata de seguir sus preferencias literarias?



El que es una auténtica máquina de referencias es Borges, toda su obra lo es. Por él me animé a leer a De Quincey y a Buzzati, que casualmente también están en el equipo titular de Ribeyro. Tanto en Prólogo con un prólogo de prólogos como en Biblioteca personal comenta varios libros, incluso a veces el mismo en ambos volúmenes, como La piedra lunar y Bartleby el escribiente o reincide en autores como Kafka, Schwob y Quevedo. Se puede encontrar más comentarios en  sus libros "por países" como Introducción a la literatura inglesaIntroducción a la literatura norteamericana y Antiguas literaturas germánicas, las compilaciones de sus textos para revistas como Borges en Sur, Borges en El hogar y Textos cautivos. Además las obras que dedicó a comentar a un autor en particular como Evaristo Carriego, El Martín Fierro y Nueve ensayos dantescos. Sin contar sus exposiciones en Siete noches o Borges Oral y sus artículos en Inquisiciones, Otras inquisiciones, Discusión... en fin. Y seguro se me están pasando varias.



Bolaño también es un caso de múltiples (y a veces polémicas) opiniones sobre los integrantes de su propio gremio. No soy un buen hincha del chileno, tal vez lo fui un tiempo pero, luego de devorar muy rápido lo mejor de su producción y ante las innecesarias exhumaciones de sus inéditos sin corregir, solo para seguir explotando al cadáver y a los fans de este escritor, muchos de ellos insoportables; terminaron matando el cariño bolañiano. Sin embargo, digo sin ambagues que, aunque es un conjunto disperso de textos, Entre paréntesis es un libro genial, en el que menciona varios nombres que jamás había escuchado y menos leído (Oswaldo Lamborghini, Rodolfo Wilcock, Antoine Bello y muchos más) y los comenta con un entusiasmo, pasión e inteligencia que conmueve. También tiene algunos ensayos en El gaucho insufrible.

No podemos dejar de mencionar a Vargas Llosa que ha escrito libros exclusivamente para exhibir su fervor por narradores como Gabo (Historia de un deicidio), Flaubert (La orgía perpetua), Víctor Hugo (La tentación de la imposible), además de libros sobre Arguedas o el Tirant lo blanch. Pero su libro de coments por excelencia es La verdad de las mentiras, un auténtico "Plan Lector", mejor que muchos, que he tratado de seguir, he leído de 18 los 35 libros que reseña. Sus opiniones son iluminadoras, nunca spoilea y aunque la selección, como todas, puede ser cuestionada (no aparece Kafka, Musil y solo un latinoamericano) vale la pena. También tiene su ranking de autores favoritos, respecto a ciencias sociales: La llamada de la tribu.

Fernando Iwasaki no se queda atrás con sus Arte de introducir, Desleídos y efervescentes y Nabokovia peruviana. Todos con interesantes puntos de vista de obras de autores conocidos y algunos casi ignotos. Luis Loayza también se luce con Sobre el 900, El sol de Lima y Libros extraños con comentarios elegantes y atinados. 



Existen, obviamente, muchos otros libros de reseñas, opiniones o critica sobre Greatest Hits de la literatura. Aunque no los he leído todos, una buena fuente de info se encuentra en la Obra crítica de Cortázar, El amor de mi vida de Rosa Montero, Último inventario antes de liquidación de Frédéric Beigbeder, La infancia perdida de Graham Greene, entre otros. ¿Aún no sabes cuál elegir? En ellos hay recomendaciones hasta el fin de los tiempos.
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20 sept 2018

¿Cómo elegir que libro leer? (Parte 1)

20 sept 2018

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Hemos hablado antes de los difícil que es recomendar libros y, a pesar de eso, hemos recomendado 10 libros para gente que no le gusta leer. A pesar de eso, existe algo aún más difícil: recomendarse a sí mismo, es decir, la interrogante del título.



Parece una cuestión innecesaria, y de hecho lo es cuando uno aún es joven: hay tanto por leer que lo que menos falta son obras para escoger. Pero cuando pasan los años, el tiempo se vuelve más escaso y uno toma conciencia de que no sabe cuantos libros podrá leer en su vida. Hasta cierta época, uno puede decir que ha leído libros mediocres. Pero llega un tiempo en que los libros no son mediocres, sino que uno es mediocre eligiendo.

En los inicios como lector uno lee lo más accesible, lo que tiene en su casa o lo que le prestan pues, al menos en mi caso, paraba más misio que el Chavo. Es difícil darse el lujo de elegir, se come lo que hay. Mas luego las opciones, tentadoras, nos rodean y van en aumento junto al presupuesto e Internet es un continuo proveedor de nuevos descubrimientos.

Como nadie es millonario -y menos en horas libres para la lectura- debe escogerse cuidadosamente cuáles serán los causantes de nuestros desvelos en las próximas semanas. Hablemos de métodos para elegir:

1. Mismo autor: La forma más común es seguir leyendo libros del mismo escritor que nos gusta, con el riesgo de agotar toda su producción en relativamente poco tiempo. Prefiero ir graduando para evitar sobredosis y sobre todo para no quedarme sin su voz tan pronto. Siento una profunda lástima cuando sé que estoy leyendo el último libro de aun autor y que no volveré a escucharlo nunca más.

2. Recomendaciones de amigos: Otra alternativa es guiarse por recomendaciones de amigos, aunque no todos tenemos muchos que sean lectores y menos con nuestros mismos gustos. Las referencias en la web no siempre son confiables (lo mismo pasa en las películas si nos basamos en imdb).

3. Premios: Un criterio muy común. Hay gente que se anima por los ganadores del Alfaguara, Planeta, Herralde etc. o el más clásico de todos: el Nobel. Y las librerías lo saben y ese mismo días llenan sus vitrinas con el más flamante laureado. Los que confían mucho en ese método se perderán de Joyce, Kafka, Borges y muchos más, supongo.

¿Qué hacer entonces? He usado alguna vez cada uno de esos métodos. Creo que lo mejor para inclinarse por un libro no es confiar en amateurs (es decir, no en mí) sino seguir a los expertos: los propios escritores ¿Cómo? La respuesta, la próxima semana.
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12 sept 2018

Las 5 librerías que más me han gustado

12 sept 2018

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Tantos lugares. Me gustan las librerías de viejo, de libros usados, donde todo es más barato y la atención más personal. Por eso en esta lista no estará ninguna sucursal de cadenas grandes. Son mis gustos :). Creo también que no es lo mismo una "buena librería" o la mejor librería que la librería "más bonita". Esto último a veces me suena algo superficial, como si lo importante es que salga bien para la foto aunque los libros que tenga sean una desgracia, el ambiente incómodo y los precios un robo. Existen criterios menos frivolones y de, hecho, el premio a la mejor Librería del Mundo. Por eso, reconociendo mi subjetividad solo haré un Top de gustos personales. Para que sea más democrático, y de paso darle un sonrojante intento de cosmopolitismo, no repetiré dos de un mismo país.

5. La ciudad - Buenos Aires: Seguramente se esperaban aquí El Ateneo Splendid. Pues no. Es muy difícil elegir una librería en Buenos Aires. De las innumerables que tiene me quedo con la impresión que me causó La ciudad. Encontrarse medio metida en una galería, como con cierto pudor y, a la vez, lucir sus puertas de vidrio, haciendo alarde de exhibicionismo le dan un aire más de tienda indie de vinilos que de librería (esto me ha hecho notar que en todas las demás tiendas que escogí ninguna tiene una una vidriera, todas son cerradas, como si los libros son algo que debe cuidarse y protegerse, no mereciendo ser posados por los ojos de los no iniciados). También me agradó que sentí que había un poquito menos de bulla y multitud que en las librerías de Corrientes o Florida. Llámame pacato o elitista, me da igual. Además era una de las favoritas de Borges, que vivía al frente y aquí celebró sus Dialógos con Sábato. Decidido: me convenció esa mixtura de tradición con frescura.



4. Galileo - Lima: No cuento el Centro Cultural Quilca porque era un conjunto de tiendas y no una librería, además ya no existe. Pero en Galileo, que estaba ubicada en Jirón Camaná antes de mudarse a su actual ubicación, encontré varias primeras ediciones de Ribeyro, Arguedas y otras que nunca más he vuelto a ver a precios que hasta daban ganas de pagar un poco más. Fue la primera librería "grande" o que me pareció así, en la cual sabía que no podría ojear todos los libros ni siquiera en varias visitas. Además creo que es la única librería de viejo en Lima en la que vendían partituras. Aunque haya tenido que reducir su magnificencia desde el cambio de domicilio y tener que ocultar sus tesoros en un rincón medio oscuro y húmedo, siempre tendrá un amplio y fresco espacio en mi corazón. Otras menciones honrosas de mi ciudad: Daniel Rivera (el librero frente a la PUCP) y el local de Abelardo en el pasillo A de Amazonas.







3. Las tres cruces - México D.F: Esos días recorrí las laberínticas extensiones de la FIL de Guadalajara por gusto. La feria de libros en español más grande del mundo no tenía un simple recopilatorio de un conocido autor mexicano vivo que me habían encargado. Y lo mismo me paso en todo tipo de tiendas, en ambulantes del centro y grandes cadenas. Hasta que llegué a Las tres cruces. La primera vez quedé tan impactado - era la librería de libros usados más grande que había visto hasta entonces y eso que había visto otras en esa extraordinaria ciudad- que pensé: "tengo que examinarla con calma". Así que me fui a otro lado, y cuando traté de regresar, me perdí en ese simpático laberinto de chalets de apariencia inofensiva pero llena de historias que es Coyoacán. No podía dejarla. Volví, otro día, era un poco tarde y, tal vez fue mejor porque la tuve enteramente para mí. Y claro, encontré el libro requerido (de hecho dos ejemplares) y bueno, es la única librería en la que he visto que metan una camioneta dentro, como para que se den una idea de su extensión. 


2. Shakespeare and company - París: Poco puedo decir de un lugar del que se ha escrito bastante. De visita obligada para cualquier joyceano que se respete. Mentiría si digo que me parecieron excelentes las ofertas o la atención (cuando entré solo tenía dinero para almorzar el Mcdonald's más barato). Lo que me sobrecogió de esta librería es que es más que eso, su carácter casi divino, como si estuviera nuevamente en Sacre Coeur. Esa sensación de estar en una iglesia donde la gente entra en silencio, está prohibido tomar fotos y casi se puede tocar el amor por la literatura, pisar un suelo donde los que peregrinan hasta allá exudan fe al arte de las palabras. Una experiencia prácticamente religiosa.



1. Merlín - Bogotá: Seguro piensas que exagero, porque solo he ido tres veces pero es la única librería en la que retrocedí a mi infancia y volví a sentir lo mismo que cuando entraba a una juguetería de niño: la magia, la alegría, ese momento en que parecía entrarse a un mundo nuevo y se cruzaban las fronteras entre las realidad y la fantasía. Una auténtica casa tomada de libros, donde hay volúmenes en todas las habitaciones, las escaleras y hasta el baño, existen salas enteras de géneros que ni siquiera se te habían ocurrido, a precios razonables y sabes que puedes obviar el cartel de "prohibido tomar fotos" porque estás como en casa. Una vez le pregunté a un amigo bogotano, que vive lejos del centro, y me dijo que no conocía esta maravilla bibliográfica. Me di cuenta que había encontrado un sitio especial.



Finalmente, supongo que la mejor librería es aquella en la que no tienes que gastar ni un centavo para sentir que eres feliz dentro. O aquella que aún no conozco y está esperando a ser descubierta.
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