A pesar que ya estoy un poco aburrido de las noticias del Rally Dakar, y que soy indirectamente culpable de uno de sus distintivos, recuerdo todavía lo bien que la pasé en mi travesía por ese recorrido, rumbo a Argentina.
Atravesé el sur de la costa peruana hasta Tacna y de ahí pasé a Arica. En esta ciudad pagué con un billete de Gabriela Mistral un "avemayo" (así le llaman al pan con pollo), luego de un paseito por la Plaza, cerca del busto de la poestisa que fue Premio Nobel, con el morro de fondo.
Sería un poco ocioso comentar sobre el paro de transporte en Bolivia, como quedé varado en la puna o los problemas con la policía chilena. Voy a ponerle quinta y resumir diciendo que la ruta del Dakar (y la que yo seguí) va de Arica a Calama, atraviesa el desierto más árido del mundo para llegar a San Pedro de Atacama y luego de muchas horas y previo pase por los controles fronterizos, pasé por Jujuy y de ahí a la bellísima ciudad de Salta. Lamentablemente el cansancio y el tiempo me impidieron hacer una revisión más bibliográfica en Salta. A pesar de eso, en esta ciudad, cerca de la Plaza, pasé por una linda tienda de amplias vitrinas, con libros novedosos y coloridos, una versión mejorada de Ibero, donde no llegué a entrar, pues apuré el paso para comer algo, luego de día y medio sin probar bocado. Por San Miguel de Tucumán solo estuve de paso y fue recién en Córdoba donde, puede explorar librerías con total comodidad.
Ya desde que vi los kioskos de periódico sentí la pegada (son enormes comparados con los de acá) y no solo hay un montón de diarios y revistas sino también bastantes libros, incluso Anagrama. Por acá sería difícil conseguir, por ejemplo Amuleto de Bolaño en un kiosko.
Caminé por la Avenida General Paz y entré a la primera librería de viejo que encontré, algo similar a las que hay por la Av. Camaná, un poco carera, pero bastante amplia (atendían cuatro personas). Más que el tamaño, lo que me gustó fue el orden: nunca había visto que un puesto sea tan ordenado y con tantas secciones (con sus respectivos cartelitos): novela policial, romántica, ciencia ficción y cada uno ordenaba los autores alfabéticamente. Sin contar grandes estantes para Historia, Filosofía, Ciencia, etc.
Si así es un puesto de libros usados, las librerías grandes son buenazas. En Córdoba debe haber más librerías que en Lima, a pesar que tenemos 6 veces más habitantes. Una cuadras más allá está la sucursal de El Ateneo (que debe ser la cadena de librerías más grande de Argentina): realmente un paraíso. Lástima que me dijeron que no se podía tomar fotos (en otras sucursales no pasaría esto). Igual la tomé rápido, pero salió movida.
En la siguiente cuadra se llega al cruce con la Avenida Dean Funes, el centro del comercio de libros, donde tenemos un montón de librerías: por ejemplo "Maidana", "Rubén Libros", "Libros Moreno" o "Cúspide" entre muchas otras.
En la siguiente cuadra se llega al cruce con la Avenida Dean Funes, el centro del comercio de libros, donde tenemos un montón de librerías: por ejemplo "Maidana", "Rubén Libros", "Libros Moreno" o "Cúspide" entre muchas otras.
Aunque la más alucinante es, sin duda, "El mundo del libro", que ocupa toda una esquina, donde hay incontables Anagrama, Tusquets, Emecé y bastantes obras de Philip K. Dick, John Cheever, Georges Perec y otros autores que no se encuentran mucho por mi barrio.
Fue una cuadra más allá, en la calle Obispo Trejo, donde encontré la tienda de saldos Macao (algo así como el RIGUSE de las Ferias). Libros buenos y nuevos, pero baratos. Había bastante para elegir, pero me decanté por tres: La moneda de hierro de Borges y Republicanos de Iwasaki (que lo remataban a un equivalente a 15 soles). De ambos comento un poco aquí. La mayor sorpresa fue encontrar el tomo II de Relatos de John Cheever, en otros sitios estaba en 219 pesos, preo allí lo encontré a 140 pesos y en perfecto estado, sobretodo considerando que el segundo volumen es más difícil de encontrar que el primero.
Los libros pueden ser difundidos o censurados, adorados o prohibidos. Según el diario La Opinión del 30 de abril de 1976, en Córdoba de aquella época se ordenó una quema colectiva de libros, entre los que se hallaban obras de Proust, García Márquez, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Saint-Exupéry, Galeano... en fin...
Estas cosas deprimen, pero sin duda, a pesar de la fatiga, los kilómetros, las dormidas en cualquier sitio y las comidas salteadas, mientras paseaba por la rivera del hermoso río Suquía, sólo me quedaba alegrarme de la suerte que tengo.
¡ahhh preciosa entrada! viajes y libros, no hay nada mejor en el mundo, en mi opinión ;)
ResponderEliminar¡gracias por dejarme pasear junto a tí!
Ale.
Ale! gracias por tus palabras. Lo has dicho todo: viajes y libros, no hay nada mejor, Veremos sin en las próximas semanas el recorrido sigue interesante
ResponderEliminarsaludos!
Aunque tenga una cantidad considerable de libros por leer (y que sigue creciendo) debe ser imposible ir a la Argentina y no recorrer sus librerías sin salir con algunos libros en la mochila. Eso de que no permitan fotografiar al interior de El Ateneo me parece increíble: ¿Qué secreto buscan esconder? En Lima hay varios lugares con esa poítica monse. ¿No hiciste recorrido en alguna vinícola en Salta o Mendoza?
ResponderEliminarBacán la entrada pollo.
Saludos.
Hey!
ResponderEliminarA mi tampoco me quedó muy clara la razón de esa política, preo sería el único lugar donde pasaría. Por Mendoza solo estuve de paso pero en otros lugares, sobretodo en Buenos Aires, si visité tiendas de vino. Lástima que mi desconocimiento sobre el tema es total, creo que necesito tus clases, jaja
saludos!