Este lugar es enorme. “Sorry, me perdí es la primera vez que vengo aquí” le digo a Daniel Alarcón. “Yo también” me responde y le llama la atención cuando le digo que aquí estuvo hospedado Messi. Me muestra la foto que tomó desde el piso 28 de su habitación. Desde ahí, se nota que aun hay muchas historias por contar de Lima.
Voy a empezar con una confesión. Nunca he entrevistado a un escritor. Así que busqué en google y encontré que tienes un libro donde entrevistaste a varios: The secret miracle (disculparás el inglés). Lástima que no está en español ¿Saldrá en castellano?
Que yo sepa no hay ningún plan, ya ese libro tiene por lo menos tres años. Ahora, el formato de ese libro es chévere porque se podría reproducir fácilmente, simplemente hice un cuestionario muy completo de todos los procesos de escribir: desde inspiración hasta edición final. Y luego mandé ese mismo cuestionario a cuarenta autores americanos, latinoamericanos, europeos, africanos, árabes, de todas partes. Los autores respondieron las preguntas que querían de tal manera que es como si todos estuvieran sentados alrededor de una mesa. No es una entrevista, es intercalado, todos responden la misma pregunta a la vez.
O sea no los entrevistaste personalmente, sino que todo fue por correo o por teléfono.
Por correo o por teléfono, en algunos casos los entrevisté personalmente como a Vargas Llosa. Pero principalmente por correo o por skype.
Me imagino, hay autores de peso como Paul Auster, Haruki Murakami, o Stephen King ¿fue difícil?
Con Auster y con Murakami ni si quiera hablé, sino con sus asistentes. Con Stephen King el mismo contestó su correo, super generoso con su tiempo y chistoso con sus respuestas. En general, la gente es buena onda, además fue un libro por encargo, todos donaron su tiempo porque fue para recaudar fondos para un proyecto.
En ese libro haces muchas preguntas interesantes. Una era “¿Qué cosas buscas en una novela?”
Alguien dijo algo que me pareció interesante: “Nadie lee una novela para llegar a la mitad”. La gente quiere que les cuentes una historia, el simple placer de narrar, eso es importante. Creo que no puedes descartar algo tan básico, te puedes perder a veces con la prosa, con la estructura un poco loca, con juegos de palabras, con ideas, pero finalmente la gente quiere que le cuentes una historia. Eso trato de no perderlo nunca de vista. Y, por otro lado, hay varias maneras de seducir: por ejemplo, con prosa, con personajes, con escenas, con humor, con diálogo, con acción, con violencia, con sexo y no necesariamente necesitas todas esas armas para ganar. Hay novelas que hacen solo una cosa bien, pero lo hacen tan de puta madre que ganan. Esas dos respuestas que te acabo de dar son un poco contradictorias pero he leído muchas novelas que tienen una historia que engancha y no tiene prosa particularmente impresionante o no tienen diálogo espectacular, pero tienen algo, una chispa narrativa y ¡pum! te enganchas. Y luego he leído historias donde no se narra nada dramático o thriller, pero tienen una belleza poética, igual me engancho. Finalmente hay muchas maneras de llegar a un lector, cada novela es diferente, cada novela del mismo autor es diferente.
Además de este libro de entrevistas, tienes el proyecto de Radio ambulante, que es crónicas pasadas a la radio, y también tienes el proyecto de cómic de Ciudad de Payasos, donde mezclas el cómic con el cuento. Veo que te gusta esto de mezclar géneros ¿Has pensado probar con otros géneros además de los clásicos cuento y novela?
En este último libro Los provincianos hay un paréntesis donde hay una obra de teatro y luego sigue la novela. Me parece que es normal querer experimentar, jugar con los espacios fronterizos entre géneros. Disfruto mucho eso. Hay muchas cosas que quisiera hacer, pero por ahora radio, crónica, novela, cuento, cómic, teatro está bien.
Sobre Los provincianos, hay un cuento de El rey está por encima del pueblo titulado “El presidente idiota” donde también hay una obra de teatro.
Son los mismos personajes de ese cuento y esos personajes y otros son los de mi novela larga que sale en octubre: At night we walk in circles, que va a salir con Seix Barral.
Son los mismos personajes de ese cuento y esos personajes y otros son los de mi novela larga que sale en octubre: At night we walk in circles, que va a salir con Seix Barral.
A propósito de eso ¿Cómo te animaste a publicar en otra editorial, en este caso Solar? ¿Has decidido probar en otras editoriales?
Quise publicar un libro con una editorial pequeña, independiente, que hace trabajo cuidadoso y conocí a Dante (Trujillo), me pareció un tipo serio y era una propuesta interesante.
Has ganado algunos premios, pero ¿has estado en el otro lado? ¿Es decir has sido jurado? Te pregunto porque hay personas que no les gusta pues es un trabajo muy pesado.
Tienes que leer mucho, no es tan divertido como ganar un premio (risas). Pero siempre conoces textos escritores y textos interesantes. Cada dos años hay un premio de narrativa de los penales peruanos. Las últimas tres veces he sido jurado. Siempre lo disfruto porque es un tema que me interesa mucho.
También he sido jurado de un premio de narrativa mexicana de mujeres, un amigo me invitó, no pude decirle que no, renegaba en el trabajo, pero terminé disfrutándolo mucho. Lo que pasa es que cuando uno trabaja y tienes mucha chamba, tienes poco tiempo de leer nuevos autores, novelas de autores inéditos tengo tiempo para leer cuatro o cinco al año. Por lo demás estoy con tanto trabajo que no puedo leer lo que me da la gana. Ser miembro de un jurado te da la oportunidad de conocer otros autores que de otra manera no podría. Eso me gusta. Quita tiempo, un mes estuve leyendo textos de narradoras mexicanas menores de treinta y cinco años y algunas eran muy malas, algunas mediocres, algunas medianamente buenas y algunas tres o cuatro que fueron extraordinarias. Esas tres o cuatro valieron la pena, sí. Lo bueno de ser jurado es que tienes la oportunidad de tener cierta influencia sobre el diálogo literario de tu medio lo que me parece un honor.
Los cuentos de los premios a veces se mandan a revistas o terminan “en el aire”. ¿Tienes muchos cuentos sueltos en revistas que no has juntado en tus dos libros (Guerra a la luz de las velas y El rey está por encima del pueblo)? ¿Piensas juntarlos a futuro?
Algunos, pero muy pocos. Y si no se han publicado en libros es que no se van a publicar porque son muy malos .Es interesante porque El rey está por encima del pueblo ya tiene tres versionesy habrá una cuarta: salió una versión en México con 8 cuentos, la edición Perú-España con un cuento añadido y la versión en inglés va a tener 11 cuentos, porque como ha pasado más tiempo he escrito más cuentos y eso me parece bien.
Escribir cuentos es diferente que escribir una novela porque no es necesariamente un proyecto unificado, es un trabajo que uno hace a lo largo de cinco años y luego los colecciona “Ah mira, ya tengo suficientes para un libro” y a ver cuáles encajan. En cambio una novela es un proyecto sostenido a lo largo de muchos años que te lo planteas como un proyecto íntimo.
A propósito de cómics, ¿hay alguno que te guste en particular?
Nunca leí cómics de niño, leí Condorito y Asterix. Pero sólo en Perú. En Estados Unidos nunca leí cómics en inglés, nunca leí Superman, ni a Batman, ni X-men ni nada de esas cosas. Incursioné en el mundo del cómic por otras razones, porque una amiga me regaló un libro de Joe Sacco, es un gran periodista, gran ilustrador, nunca había visto algo así. Y me interesó por la posibilidad, lo compartí con Shila (Alvarado) y juntos hicimos ese proyecto. Pero no soy aficionado al cómic, es un género que me gustaría explorar más, pero no soy aficionado ni mucho menos alguien que conoce. Hice el proyecto por curiosidad, para ver como salía y por la oportunidad de trabajar con una amiga mía que considero súper talentosa y especial como amiga y como ilustradora.
Si es una persona que conoces debe ser más fácil trabajar con ella. ¿O has pensado en hacer un libro con otra persona?
Tengo varios proyectos con otros artistas y músicos, compositores e ilustradores. Aparte del de Shila (Alvarado), tengo un proyecto con el que estoy trabajando con un fotógrafo y un artista plástico mexicano, para el 2014. Tengo el de Radio Ambulante, que es colaborativo, colectivo con gente de múltiples países a la vez. Muy demandante, pero muy rico. Y colaboro porque me gusta construir en conjunto.
Preguntaba porque se tiene la imagen de que el escritor tiene una labor muy solitaria (y de hecho lo es) pero la complementas bien con otras actividades y no todos hacen eso.
Es raro el escritor que nunca colabora, que nunca trabaja en equipo, que nunca tiene este tipo de proyectos colaborativos, porque si tu trabajas 5 años solo en tu novela, pero a lo largo de una carrera productiva de 30 o 40 años, en algún momento te vas a aburrir de estar solo y vas a trabajar con alguien, sea un músico, un cineasta, un dramaturgo, un ilustrador, un fotógrafo, lo que sea pero algo para romper la puta soledad.
Bueno, viene la pregunta de las influencias que es muy pesada y que además ya te la hice hace un montoooon de años el día que estuviste con Santiago Roncagliolo en la UPC.
¿Ah, estuviste en esa presentación?
Si, yo fui el monse que levantó la mano y preguntó “¿cuáles son sus influencias?”. Pero como son muchos autores, pensaba reducirlos a dos para hacerlo más fácil: Cheever y Ribeyro, que creo que son dos autores que te vacilan. ¿Hay algún cuento en particular qué elegirías?
Conozco más la obra de Cheever. Hay un cuento que leo de él cada cierto tiempo que me parece tan sorprendente, tan chistoso y tan bien hecho…
¿“El nadador”?
Noooo, ese es como “el clásico”. Es como decir “Los gallinazos son plumas” de Ribeyro. Es uno que se llama “La muerte de Justina”. Es que mucha gente piensa que Cheever es como el realismo clásico, suburbano, de clase media alta gringa, y un cuento como ese rompe con todo esos esquemas. Es tan absurdo, tan chistoso, tan ridículo y tan poco convencional en la estructura, tan arriesgado que creo que es uno de mis cuentos favoritos y de los más extraños que he leído y es más extraño cuando te das cuenta que es Cheever el autor.
¿Y de Ribeyro?
No me siento capacitado para opinar porque he leído poco. Me acuerdo de “Los gallinazos sin plumas” porque lo leí y luego ví el corto y me quedé impactado. Ribeyro en este país es como un saludo a la bandera. Me gusta mucho, pero hace tiempo que no lo leo.
Una de las preguntas que había en tu libro The secret miracle y que me imagino que te parecen preguntas útiles es: ¿Cómo te das cuenta que has pasado un buen día escribiendo? ¿Un día exitoso?
Esas preguntas me parecen tan inocentes ahora, porque no he tenido un buen día en mucho tiempo. Anteriormente mil palabras al día o cuatro horas bien concentrado, eso me parecía un buen día. Ahora dos, tres horas, si lo logro, como no tengo un proyecto grande ahorita, no me estoy poniendo presión para escribir. Cuando tenía la novela me despertaba a las cinco de la mañana, porque tenía la obligación de hacerlo porque no tenía otro trabajo, no tenía otro momento para chambear. Era horrible, levantarse a las cinco de la mañana era un asco, lo odiaba. Pero finalmente terminé ¿no?, tuve que hacerlo así, no lo repetiría. Cuando escriba mi próxima novela, voy a separar un poco de espacio y tiempo y retirarme de las múltiples obligaciones que tengo y tratar de abrir espacio para no matarme.
Creo que ahora que realmente he pasado los dos últimos años trabajando demasiado, entiendo el desgaste físico, creativo y espiritual que produce trabajar demasiado, tener demasiados proyectos, estar demasiado estresado, tener pocos tiempos de esparcimiento intelectual, no tener tiempo para leer lo que te da la hijodeputa gana o tener tiempo para simplemente no hacer nada. Recargar baterías, lo que hacía antes: trabajar por la mañana, leer un rato, caminar un poco, volver y seguir leyendo y leer y leer y leer, no tengo tiempo para hacer eso. Entonces la idea de un buen día de trabajo, cuatro horas bien trabajadas y luego leer y caminar es una fantasía y creo que nunca más voy a tener esa flexibilidad, ese horario nunca más.
¿Full chamba entonces? No de escribir, sino de otras cosas.
Muchísima, de mil cosas. Me gusta, no tengo trabajos que me producen náuseas, tengo trabajos que me gustan más, otros que me gustan menos. Preferiría no tener que dictar clases pero a veces tengo que hacerlo. No me estoy quejando, tengo una muy buena vida, de alguna manera u otra logro vivir, no tengo horario de oficina, trabajo en proyectos interesantes con gente chévere No me estoy quejando, lo único que digo es que en los últimos años estoy trabajando a un ritmo que es insostenible, físicamente no puedo trabajar así y es cuestión de tiempo que trabajando así la calidad de tu trabajo va a bajar y yo soy demasiado exigente conmigo mismo para permitir eso.
Dictas clases en talleres de escritura creativa. Creo que en Estados Unidos hay muchos de estos talleres. Pero aquí por ejemplo, parece que existe el prejuicio de que es algo que no se puede enseñar.
No se puede enseñar, es verdad. Pero sí se puede mejorar. No creo que realmente un taller de creación literaria es para enseñar a alguien a escribir, es para abrir un espacio para la gente que quiera escribir tenga la oportunidad de descubrir si tiene el talento para hacerlo o no. En ese sentido, hay demasiados talleres porque no hay suficiente talento para llenar tanto taller de gente buena.
Bueno, ya se acaba el tiempo y no te he preguntado sobre la política, sobre por qué no escribes en español, si te sientes peruano, andinos vs. criollos etc. y esas cosas que siempre te preguntan.
Copia y pega lo que ya he respondido un montón de veces (risas)
Muy buena entrevista.
ResponderEliminarGracias!
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