30 abr 2011

Cheever + Murakami + Bolaño = Bullet Park

30 abr 2011

4 floritos
Apenas leído algunos sus cuentos, el norteamericano John Cheever se convirtió en un autor que me llamó la atención rápidamente. La edición completa de sus relatos es bastante cara y aún no la he tenido entre mis manos, pero pude disfrutar de una edición colombiana titulada algo así como El hombre al que amó y una recopilación elaborada por Rodrigo Fresán con el rótulo de La geometría del amor, lástima que a un precio prohibitivo. Ambos libros con cuentos excelentes.

Por eso, cuando encontré que ofrecían una de sus novelas nuevecita a solo 20 soles en el Jr. Camaná, no dudé en comprarlo, como también compraría sus Diarios ahí mismo. La novela se llamaba (llama) Bullet Park. Y aunque el vendedor, en un alarde de integridad y rechazo al mero fin lucrativo, me dijo que la novela no era tan buena, igual me la compré.


Ahora que lo pienso mejor, no recuerdo si me dijo que no era tan buena o no era parecida a sus cuentos. En ambos casos, de cierta forma, se equivocó. Porque Bullet Park, no será perfecta, pero es una novela alucinante, incluso si no te gusta Cheever.

La primera parte nos acerca a un terreno que el autor estadounidense conoce bien: la vida en los barrios residenciales, la tranquilidad y los problemas de las familias de la clase medias, su existencia mediocre, el paso del tiempo entre césped y piscinas. Situaciones que Cheever describía con habilidad en sus cuentos y que hizo que lo denominen el "Chejov de los suburbios". Todo esto de su maestría en los relatos frente a la novela, el análisis de cierto grupo social, la falta de alardes técnicos y la obsesión por un diario personal que llevó durante muchas décadas me hacen recordar un poco a cierto autor peruano.

Me gusta como empieza: (pueden leer un poco más
aquí)

"Ahora imaginen una pequeña estación ferroviaria, diez minutos antes de que oscurezca. Más allá del andén, las aguas del río Wekonsett reflejan el resplandor crepuscular. La arquitectura de la estación es extrañamente informal, grave sin llegar a ser sombría; se parece sobre todo a una pérgola, un chalet o una casa de campo, aunque éste es un clima de inviernos rígidos. Las farolas a lo largo del andén arden con una quejumbrosidad casi palpable. El escenario parece estar de algún modo en el centro de todo. Viajamos casi siempre en avión, pero el espíritu de nuestro pueblo sigue siendo aún el de un país de trenes. Te despiertas en un coche cama a las tres de la mañana, en una ciudad cuyo nombre no conoces y quizás nunca descubras. Hay un hombre de pie en el andén con un niño sobre los hombros. Saludan con la mano a algún pasajero, pero ¿qué hace el niño levantado a esas horas y por qué llora el hombre? En un apartadero, más allá del andén, hay un vagón restaurante iluminado, donde un camarero hace cuentas, sentado solo a una mesa. Un poco más allá, hay un depósito de agua y, más lejos, una calle vacía, bien iluminada. Entonces piensas con alegría que éste es tu país: único, misterioso y vasto. Ese tipo de sensaciones no se experimentan en los aviones, ni en los aeropuertos, ni en los trenes de otros países".

La novela en sí relata en sus primeras páginas esta vida de suburbios, un poco en la onda de Desperate Housewives, con comentarios irónicos y una prosa ácida en la que se burla de todos: desde el padre de familia que trata de ser ejemplar hasta del adolescente que odia esa vida aparentemente absurda. Y es que, entre los muchos conflictos que aparecen en el texto, el generacional está constantemente presente.

Hasta ahí todo bien, los clásicos elementos cheveerianos y por lo menos no te sientes estafado. Pero es a partir de la segunda parte en la que por momentos pensaba que habían encuadernado mal el libro y le habían puesto páginas de otro autor. O mejor dicho dos: Roberto Bolaño y Haruki Murakami.

¿Por qué Bolaño? 1. Por la estructura del libro, solo en Los detectives salvajes he visto que una segunda parte cambie tan radicalmente respecto a la primera y, como en esa novela, en la tercera parte te das cuenta que en realidad el libro tiene solo dos partes, no tres. 2. Por el relato casi biográfico de un personaje, tanto de Hammer en Bullet Park, como de von Archimboldi en 2666 se narra casi toda su vida, desde el principio y antes, pero sin llegar al fin(algo similar sucede en un cuento de Bolaño titulado "
Vida de Anne More"). Todas vidas extrañas donde los personajes viajan por todo el mundo recorriendo países, algo que también sucede con los personajes de Los detectives salvajes. 3. Porque los personajes siempre están buscando algo que le de sentido a sus vidas, por algunos diálogos y situaciones extrañas pero creíbles.

¿Por qué Murakami? 1. Por el breve protagonismo que tiene un gato en la novela, hay una escena muy similar a una de Kafka en la orilla y a una de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (como Hammer conoce a alguien por buscar al felino) 2. Por esa sensación de absurdo, de surrealismo que recorre toda la segunda parte del libro, al menos a mi me parece raro que una persona viaje por el mundo buscando una habitación de paredes amarillas, que es lo único que lo tranquiliza de una vida de alcoholismo. Esas cosas raras suelen pasar en las novelas del japonés. 3. Por la soledad del personaje. Hammer no tiene padres, ni hijos, ni hermanos, ni novia, ni nada. Incluso es más solitario que Toru Watanabe o que otros personajes murakamianos. Como ellos narra en primera persona como transcurre su vida, con aparente desinterés.

Si, todas esas cosas pasan en la segunda parte, que tiene menos de cien páginas. Ya en la tercera parte, el clímax, el final resultan quizás demasiado simples, quizás un poco decepcionantes, como sucede también en algunas novelas del autor de Tokyo Blues. Pero no le quitan un ápice de interés a este atrapante libro. 254 páginas que no tiene pierde.
Continue reading >>
 

0 en literatura - Copyright  © 2012 All Rights Reserved | Design by OS Templates Converted and modified into Blogger Template by BTDesigner | Back to TOP