Probablemente, muchos detesten el Día de la Madre. Sus razones tendrán. Es cierto que es un día asquerosamente comercial, donde todo es corazones rojos, flores, tarjetas, demostraciones hipócritas de afecto, una especie de segundo San Valentín.
Aunque, por otro lado, no podemos olvidar que las madres nos leyeron nuestros primeros cuentos, nos compraron nuestros primeros libros y nos llevaron al colegio para que aprendamos a leer nuestras primeras frases.
Y esa no es la única participación que han tenido las mamis en nuestra lecturas; muchas de ellas han vivido en nuestros libros, protagonizado las historias y quedado grabadas entre los personajes a los que seguimos en un relato. Por eso queremos recordar a aquellas madres literarias que están presentes en nuestros recuerdos.
¿Les aburre el consumismo? A mí también. Por eso y como no tengo billete, le obsequiaré a mi madre este post. Espero que le guste y no me diga tacaño. Ahí les va (sin orden en particular):
1. Pelagueia Nilovna (La madre, Máximo Gorki): La madre sufrida. Una madre que luchó toda su vida contra el hambre, el frío y el abuso en Rusia. Pero, luego de la muerte de su esposo y ante la transformación de su único hijo, se dispone a luchar aún más: esta vez contra la tiranía de un sistema. Recuerdo mi mamá me leyó las primeras páginas, en esas hermosas ediciones de Editorial Progreso, dejando un gran recuerdo en mí. Cuando más adelante leí toda la novela no me pareció tan buena (es demasiado politizada y maniquea para mi gusto), pero las primeras páginas siguen siendo perfectas...
2. Ursula Iguarán (Cien años de soledad, Gabriel García Márquez): La madre incansable. Y no solo madre, sino también abuela, bisabuela y creo que hasta tatarabuela. El auténtico sostén de la increíble familia Buendía tenía la misma habilidad para cuestionar los extraños inventos de su esposo José Arcadio Buendía, escapar de guerras civiles, atender a los forasteros, cocinar, lavar, etc. sin que el quedarse ciega sea un obstáculo. Incluso se dió el trabajo de esperarse a que escampara para morirse, en su afán de no fastidiar a sus seres queridos y darles todo.
3. Eva Katchadourian (Tenemos que hablar de Kevin, Lionel Shriver): La mami moderna. Independiente y cosmopolita como ella sola, Eva podía caminar sola por Africa con la misma facilidad con la que entraba sola a un bar en Amsterdam. Tenía su propia editorial, tenía dinero y podía llamarse feliz. Pero parece que comprendió realmente la naturaleza humana cuando tuvo a Kevin. Tener como hijo a un ser cruel y destructivo, la enfrentó al reto más difícil de su vida.
4. La Maga (Rayuela, Julio Cortázar): La madre soltera. Creo que pocos ven a la inolvidable protagonista de Rayuela como madre, a pesar que Rocamadour suele ser la principal de sus preocupaciones. Así, ella puede vivir sin un esposo o un Horacio Oliveira, pero más le afecta la falta de su hijo, símbolo de su mundo, práctico y sencillo, opuesto al desorden de un grupo de bohemios adictos al jazz y a las conversaciones interminables en París.
5. Susan (Un mundo para Julius, Alfredo Bryce): La mami fashion. La linda, la que siempre estaba quitándose el mechón de pelo del rostro y diciendo "darling", así con todo lo frivolona y superficial que es, creo que quería a sus hijos,a pesar que casi no les dedica tiempo, y tanto Julius como Santiago y Bobby, a su manera, sienten su ausencia y buscan inútilmente el amor en otros lados. Según Bryce, el nombre del personaje no tiene apellido porque se inspiró en una película.
¿Cuál es tu favorita? ¿Cuáles faltaron?
Aunque, por otro lado, no podemos olvidar que las madres nos leyeron nuestros primeros cuentos, nos compraron nuestros primeros libros y nos llevaron al colegio para que aprendamos a leer nuestras primeras frases.
Y esa no es la única participación que han tenido las mamis en nuestra lecturas; muchas de ellas han vivido en nuestros libros, protagonizado las historias y quedado grabadas entre los personajes a los que seguimos en un relato. Por eso queremos recordar a aquellas madres literarias que están presentes en nuestros recuerdos.
¿Les aburre el consumismo? A mí también. Por eso y como no tengo billete, le obsequiaré a mi madre este post. Espero que le guste y no me diga tacaño. Ahí les va (sin orden en particular):
1. Pelagueia Nilovna (La madre, Máximo Gorki): La madre sufrida. Una madre que luchó toda su vida contra el hambre, el frío y el abuso en Rusia. Pero, luego de la muerte de su esposo y ante la transformación de su único hijo, se dispone a luchar aún más: esta vez contra la tiranía de un sistema. Recuerdo mi mamá me leyó las primeras páginas, en esas hermosas ediciones de Editorial Progreso, dejando un gran recuerdo en mí. Cuando más adelante leí toda la novela no me pareció tan buena (es demasiado politizada y maniquea para mi gusto), pero las primeras páginas siguen siendo perfectas...
2. Ursula Iguarán (Cien años de soledad, Gabriel García Márquez): La madre incansable. Y no solo madre, sino también abuela, bisabuela y creo que hasta tatarabuela. El auténtico sostén de la increíble familia Buendía tenía la misma habilidad para cuestionar los extraños inventos de su esposo José Arcadio Buendía, escapar de guerras civiles, atender a los forasteros, cocinar, lavar, etc. sin que el quedarse ciega sea un obstáculo. Incluso se dió el trabajo de esperarse a que escampara para morirse, en su afán de no fastidiar a sus seres queridos y darles todo.
3. Eva Katchadourian (Tenemos que hablar de Kevin, Lionel Shriver): La mami moderna. Independiente y cosmopolita como ella sola, Eva podía caminar sola por Africa con la misma facilidad con la que entraba sola a un bar en Amsterdam. Tenía su propia editorial, tenía dinero y podía llamarse feliz. Pero parece que comprendió realmente la naturaleza humana cuando tuvo a Kevin. Tener como hijo a un ser cruel y destructivo, la enfrentó al reto más difícil de su vida.
4. La Maga (Rayuela, Julio Cortázar): La madre soltera. Creo que pocos ven a la inolvidable protagonista de Rayuela como madre, a pesar que Rocamadour suele ser la principal de sus preocupaciones. Así, ella puede vivir sin un esposo o un Horacio Oliveira, pero más le afecta la falta de su hijo, símbolo de su mundo, práctico y sencillo, opuesto al desorden de un grupo de bohemios adictos al jazz y a las conversaciones interminables en París.
5. Susan (Un mundo para Julius, Alfredo Bryce): La mami fashion. La linda, la que siempre estaba quitándose el mechón de pelo del rostro y diciendo "darling", así con todo lo frivolona y superficial que es, creo que quería a sus hijos,a pesar que casi no les dedica tiempo, y tanto Julius como Santiago y Bobby, a su manera, sienten su ausencia y buscan inútilmente el amor en otros lados. Según Bryce, el nombre del personaje no tiene apellido porque se inspiró en una película.
¿Cuál es tu favorita? ¿Cuáles faltaron?