En la aventura de definirse frente al mundo, el Perú ha difundido su historia, sus paisajes, su comida, sus danzas, su música. Y es que, además de todo lo anterior y quizás de los goles de Guerrero (en cámara lenta, con música criolla de fondo) nunca he tenido muy claro que cosas que nos identifican como peruanos o, dicho de otro modo, en que piensa la gente de otros países cuando escucha la palabra “Perú”.
Hay una cosa que sí es la cláaaaaasica de Perú: Machu Picchu, que cumple ahora “100 años para el mundo”. Hay otro centenario más, del que ya hablamos hace tiempo: los 100 años del natalicio de José María Arguedas. Pero eso no nos identifica tanto ¿verdad?
Y es que pareciera que nuestra literatura no una de las cosas que nos “hacen sentir peruanos”, con la excepción, discutible, de cuando un peruano ganó el Nobel y luego lo maleteamos hasta el cansancio por las elecciones. O quizás es simplemente que la celebración de un aniversario vende más que otra.
Pero ¿eso piensan también afuera? No estoy tan seguro. Pongo un ejemplo que saqué del blog de una chica española: “Lo cierto es que antes de venir aquí, el Perú para mí significaba básicamente tres cosas: Amazonas, Machu Picchu y Mario Vargas Llosa. No quiero presumir de ignorancia, pero no creo que para el resto de españoles que nunca han viajado a Sudamérica, el Perú signifique mucho más que esto”.
O sea que Machu Picchu y un escritor están por ahí. Interesante. Por lo menos una de las cosas que un extranjero relaciona con el Perú es la literatura (y hasta dos si, cuando se refiere a “Amazonas”, está hablando de la calle, pero lo más probable es que se refiera al río). Es decir, debió ir un escritor en vez de tanto monse que estuvo en la propaganda esa medio rara que se grabó en Perú, Nebraska por la vaina de la marca Perú. Y es que algunos de nuestros escritores son leídos en otras latitudes. Mira tú.
Sin embargo, al margen de lo que nos puedan decir desde afuera, aún pareciera que los libros no son una de las cosas que más nos identifican, para bien o para mal. Al menos esa impresión me da mientras hago hora en la librería del aeropuerto. Hay libros de Vargas Llosa y Bolaño (ambos en ingles), y de Bryce y Bayly (en español), pero no había de Arguedas, ni de ningún otro autor peruano. Esto me sorprendió un poco, tanto como la irracionalidad de los precios (110 soles por Dublinesca de Vila Matas, se malean).
Ya en el avión, como en la combi, trato de fijarme, que es lo que leen los pasajeros. Algunos turistas están absortos frente a libros de Henrik Mankell, Louis Lamour y de otros autores que no conozco. Seguro que el 90% de los ocupantes viajan al Cuzco para conocer Machu Picchu.
Y es que conocerlo es una experiencia excepcional, sobrecogedora, hermosa. Como leer un buen libro. No en vano esta ciudadela ha sido motivo de inspiración literaria: Pablo Neruda, Martín Adán, Juan Gonzalo Rose entre otros. Cuando uno está en ese lugar se olvida de todo y si Mick Jagger pasó a mi costado, pues ni cuenta me di, (aunque quizás si me hubiera gustado encontrarme con la selección en el Aeropuerto).
Por eso es que no entiendo como la gente puede llevar libros a un viaje. Uno no puede estar viviendo algo inolvidable en dos lugares a la vez. Nuestro país es hermoso y hay que darse un tiempo para conocerlo. El Perú es sus paisajes y también su literatura. Y claro, también es las diferencias entre los trenes, la explotación de los trabajadores en Aguas Calientes y el niño que vi orinando cerca del Intihuatana, pero mejor no hablar de eso.
Entonces ¿está bien preferir Machu Picchu que a José María Arguedas? Sobre eso también ya hubo un debate, por ver cuál de los dos motivos sería el elegido como nombre del año 2011. Y es que conocer lugares aparentemente vende más que los libros.
Pero ¿Por qué tiene que haber confrontación entre las famosas ruinas y el tío bigotón? ¿Por qué no juntar ambas cosas? Total, algunos de nuestros escritores son leídos en otras partes del mundo y por ahí a alguno le gustaría conocer muchos de los escenarios de sus libros y la realidad descrita en sus páginas. Además, los tours literarios ya tienen tiempo: La ruta del Quijote, Dublín en el Bloomsday y hasta Suecia con sus tours de Millenium. En nuestro país ya existen por lo menos algunos intentos de esto. PromPeru difunde tres rutas literarias: tenemos “La Lima de Vargas Llosa”, “El Norte de César Vallejo” y “El Sur de José María Arguedas” (click en los títulos para descargar los libros). Incluso hay una de MVLL en Arequipa y en París. Vallejo también tiene la suya en la Ciudad Luz.
Luego de viajar en avión, en ómnibus, en tren y subir caminando es suficiente para mí por el Centenario de nuestro destino más conocido. Qué flojera regresar a la ciudad. Podríamos recordar al otro homenajeado ¿por qué no? Creo que ya sé por dónde empezar (continuará…)
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