De entre los muchos mitos que rodean la literatura, y principalmente, el hábito de leer, existe uno que, si no es un mito, por lo menos es una verdad a medias: que en el Perú es muy caro leer.
Es cierto que los precios de muchas librerías son absurdos, pero si como suele decirse, en el Perú se lee muy poco (¿otro mito?) de acuerdo a una ley económica, ante una escasa demanda de lectores y una amplia oferta de libros, el precio debería disminuir (creo que he dicho una rocaza, pero no importa, suena convincente).
Lo que sí es difícil de negar es que los libros no escapan a las relaciones de mercado y existe toda una maquinaria de consumo de nuestros adorados bienes. Una opción ante eventuales complicaciones es tomar en cuenta estos 10 consejos para comprar libros. La otra es simplemente tratar de escapar de las garras del consumismo. ¿Misión imposible? En buena cuenta de eso trata esta novela:
Un Fight club en versión más chic (y no solo porque sea francés). Estamos ante el libro contestatario de la publicidad: con ironías, crítica y desesperación ante un planeta consumista y decadente, pero con más estilo que el de Chuck Palaniuk, aunque ambos tienen ese aire tan late nineties en las que alguien todavía tiene VHS y el spam es una novedad.
Y sí, es una novela con harta coca, sexo y alcohol, pero no de la forma desordenada de, por ejemplo, Azul, casi transparente o tan soft como en La serpiente de oro. Todos estos seudo excesos son en realidad un decorado completamente fungible: como lo dice el propio autor su obsesión podrían ser las estampillas y no todo el típico equipaje del yuppie ochentero.
A pesar de toda esa sensación anacrónica, la novela tiene su interés, pasan varias cosas, hay sorpresas (algunas un poco forzadas). El humor, las frases y el sarcasmo me emocionaron y casi le pongo la máxima calificación. O quizás esto se debe a que en una época trabajé en algo parecido a una agencia (o que gastaba muchísimo en "creativos" y anuncios). Chongo en clave "cosas que pasan en la oficina". La estructura de sus seis capítulos narrados de forma diferente es más un adorno que otra cosa.
No le puse cinco estrellas porque el final resultó apresurado y no muy convincente. Definitivamente quiero seguir leyendo algo de este tío, creo que seguiré con El amor dura tres años. También hojeé Último inventario antes de liquidación (textos de dos hojas donde comenta los 50 mejores libros del siglo pasado) y Windows on the World (relacionado al atentado de las Torres Gemelas) y todos ponen.
Así, que hay mucho para seguir leyendo, sin caer en la trampa de comprarlo, por supuesto. Para eso está la biblioteca...