En el 2009, por ejemplo, se recuerda los 80 años del nacimiento de Ribeyro con exposiciones , coloquios y vídeos caletas. También los 100 años del nacimiento de Ciro Alegría, del que hubo un simposio, pedidos para que le pongan su nombre a la feria del libro e incluso hay una comisión del Congreso. Y los 100 años de la muerte de dos chicas pioneras: Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello de Carbonera, también tendrán su coloquio. Eso a nivel oficial.
Sin embargo, otras fechas como los 90 años de la muerte de Ricardo Palma no han generado mayores actividades que un par de artículos Luis Jaime Cisneros o de Caretas (y eso que tiene una Universidad con su nombre). Algo similar sucede con la conmemoración de los 90 años de la muerte de Abraham Valdelomar: un post de un blog y un texto en El peruano es todo creo (incluso su gallo tiene más fans, hubo más por los 90 años de "El caballero carmelo" el año pasado).
Y otras efemérides como los 75 años de la muerte de José Santos Chocano o los 40 del deceso de Arguedas son apenas mencionados. ¿A que se debe esto? No puede dejar de recordar esa cita ribeyriana que dice:
Por qué dentro de cien años se seguirá leyendo a Quevedo y no a Jean-Paul Sartre? ¿Por qué a François Villon y no a Carlos Fuentes? ¿Qué cosa hay que poner en una obra para durar? Diríase que la gloria literaria es una lotería y la perduración artística una lotería.
Se acerca noviembre, fecha de coloquios y conferencias. Al margen de lo que celebren hoy ¡Que la pasen chévere!