No estoy muy seguro si los niños de ahora leen Corazón pues, al igual que muchas lecturas "infantiles" como Julio Verne o Emilio Salgari, han ido reemplazándose por otros personajes de aventuras mucho más voluminosas, por ejemplo, Harry Potter o la saga Crepúsculo. Pero si es una de las primeras historias "de colegio" que recuerde como lo son a su manera Retrato del artista adolescente, Las tribulaciones del estudiante Torless o Demian y también muchas novelas peruanas.
La historia transcurre en un colegio italiano donde el protagonista Enrique comparte sus experiencias: peleas, exámenes, travesuras, etc. Cuando la leí, algunos de los personajes me hacían recordar a Carrusel, la novela mexicana: Derossi sería como Daniel, el chico inteligente y buena onda, Franti sería como Pablo Guerra, el ladilla del grupo y Garrone sería una especie de Jaime Palillo, el pata gordo y fuerte pero de buen corazón que protege a los débiles.
Y es que esa es un poco la onda de la obra.
Si hay algo que me gusta siempre encontrar en un libro es lo que algunos denominan cajas chinas, muñecas rusas o algun otro objeto con nacionalidad propia: es decir historias dentro de historias. En la obra de Edmundo de Amicis encontramos esto a montones pues cada mes el alumnado tiene que encargarse de la historia de algún niño italiano. Normalmente los relatos son bien hardcore, niños en la guerra, muertes, etc. pero nada como la mítica historia, más famosa incluso que el propio libro, titulada "De los Apeninos a los Andes" en las que se narra el recorrido épico y las aventuras de Marco, el niño que busca a su madre en Argentina, y que todos hemos visto en el anime japonés. Una suma de peripecias tan sufridas que el trayecto de Frodo en El señor de los anillos no es nada a su lado. Como para recordar lo difícil que era buscar antes de Google. Por cierto, en la versión original no hay mono y mejor no sigo recordando porque haría llorar a cualquiera (me incluyo).
Eso sí, el colegio de Corazón es solo para hombres, como era común en el siglo XIX. Es decir no hay Mariajoaquinas ni disfuerzos de chibolos agrandados lo que, contrariamente a lo que se podría pensar, no le da un aire ingenuo a la historia. Al contrario, buena cantidad de páginas denuncia la carestía y las injusticias sociales de la Italia de la época.
Aunque sea un libro "para niños" la estructura no es tan sencilla porque se insertan extractos de diarios,cartas y los relatos mensuales, lo que hace que exista más de un narrador, una suerte de perspectiva múltiple. Una de las cosas que me sorprendía cuando era niño es que los personajes constantemente se están enviando cartas aunque estén uno al costado del otro. No entendía porque no simplemente se hablaban, pensando que quizás era una "costumbre antigua". Ahora que chateo con mi compañera de al lado lo entiendo mejor. La historia da vueltas. Por eso a veces no hay que subestimar a los libros que duran.