13 dic 2009

¡¡¡¡U Campeón 2009!!!!

13 dic 2009

Vengo del Estadio, feliz de la vida, por la noticia que ya todos saben. Durante el entretiempo del partido, anunciaron a las chicas del vóley (que fueron recibidas con fuertes aplausos) y también informaron que viendo el partido se encontraba “nuestro reconocido escritor Mario Vargas Llosa”. Ante esto, la respuesta fue el silencio, como si nadie en Oriente tuviera idea de quién estaban hablando. Y es malazo porque el autor de La casa verde hasta puede ser socio de la U. En fin, creo que hay que reivindicarlo, a él y a muchos otros escritores inteligentes hinchas del mejor equipo del Perú … esta vez voy a expresar mi alegría con las palabras de otros:
“Recuerdo mucho la visita al viejo estadio de la calle José Díaz, a las graderías de popular, a ver el clásico Alianza Lima – Universitario de Deportes (…) yo me hice también (…) fanático del equipo crema, y pronto tuve, en mi dormitorio, fotografías de sus cracks: el espectacular arquero Garagate, el defensor y capitán Da Silva, la saeta rubia, Toto Terry, y, sobre todo, el famosísimo Lolo Fernández, gran centro delantero, caballero de la cancha y goleador. (…) Uno de los días más felices de mi vida fue aquel domingo en que Toto Terry, de los grandes de nuestro barrio, me llevó al Estadio Nacional y me hizo jugar con los calichines del Universitario de Deportes contra los del Deportivo Municipal. Salir a esa enorme cancha, vistiendo el uniforme de los cremas, ¿no era lo mejor que podía pasarle a alguien en el mundo?”
El pez en el agua. Barcelona, Seix Barral, 1993, p. 52 y 67

Julio Ramón trasmite en vivo y en directo un U - Racing:

“El campeón nacional Universitario de Deportes – del cual mi hermano y yo éramos hinchas furiosos- recibía al campeón brasileño Sao Paulo. Como el uniforme de ambos era blanco, Universitario por cortesía con el visitante cambió el suyo por una camiseta verde. Ver salir a nuestro equipo con una camiseta de otro color nos dio mala espina. (…)

Una victoria, eso tardaría en venir, pero al fin la tuvimos e inolvidable, uno o dos años más tarde, cuando llegó a Lima precedido por inmensa fama el Racing Club de Buenos Aires. Acababa de ganar el campeonato argentino, habiéndose mantenido invicto en los últimos veinte partidos. En su plantel todos eran estrellas, pero sus figuras más descollantes eran el arquero Rodríguez, el defensa Salomón (un metro noventa y cinco por cien kilos de peso) y el alero izquierdo Ezra Sued. Universitario de Deportes, en cambio, había terminado tercero del torneo nacional y su célebre Cañonero Lolo Fernández, nuestro ídolo, estaba lesionado y quedaría en el banco de los suplentes.

El partido comenzó a las cuatro de la tarde, precedido por un estruendoso “¡Atiguibas!” que resonó esta vez muy cerca de nosotros. El Racing era realmente una máquina de hacer goles. En apenas diez minutos su centro delantero Rubén Bravo, gracias a pases milimétricos de Ezra Sued, perforó dos veces la valla de nuestro equipo. La delantera de Universitario conducida por el flaco Espinoza, se estrellaba sin remedio contra el gigante Salomón. En el estadio reinaba un silencio pavoroso y ni siquiera el zambo gritón, a quien ubicamos a pocas filas más arriba, se atrevía a lanzar su arenga.

Al promediar el primer tiempo el entrenador de Universitario decidió hacer entrar a Lolo en remplazo del flaco Espinoza, su aparición en el campo, con su redecilla en la cabeza y un ancho vendaje en el muslo, despertó aplausos atronadores y un alentador “¡Atiguibas!”. Y entonces se produjo el milagro. Lolo Fernández marcó cinco goles, pero cada uno de ellos fue una obra de arte, un modelo de fuerza, técnica, coraje y oportunismo. El primero fue un cañonazo de quince metros, al empalmar a la carrera un centro de media altura que le envió el alero izquierdo. El segundo una “palomita” entre las piernas de Salomón, impulsando con la cabeza, casi al ras del suelo, un centro –tiro de su hermano Lolín. El tercero fue simplemente un golpe de taco, de espalda al arco, aprovechando una bola que vacilaba en el área de castigo. En la segunda parte del encuentro, Racing de entrada marcó un gol, con lo que igualó a tres a tres y sembró pánico en la hinchada. Los platenses se volcaron con ardor en el campo de Universitario, decididos a defender su prestigio de campeón argentino. Pero Lolo estaba en su tarde gloriosa: aprovechando un tiro de esquina se elevó por encima del gigante Salomón y envío un cabezazo que rebotó delante del arco y penetró en la valla. Minutos más tarde, durante un nuevo contraataque, recibió un pase en el centro del campo, avanzó velozmente con el esférico y sin detenerse envío desde fuera del área un violento tiro rasante que venció la valla argentina por quinta vez. El arquero Rodríguez, de pura rabia, se quitó la gorra y la arrojó al suelo. Fue un signo de claudicación: el Racing, desmoralizado, aceptaba su derrota. En los minutos finales se limitó a jugar a la chacra para evitar un nuevo gol. El match terminó en medio de hurras, cantos y chillidos de júbilo y entre estos el infalible y sonoro “¡Atiguibas!”.
“Atiguibas” en La palabra del mudo. Tomo IV. Lima, Campodónico, 1994, p. 227 y 230-231

Y Bryce, aunque
hincha de Ciclista Lima, jugó por la “U” (tapó un encuentro de juveniles contra el Independiente argentino):

“El Club del Universitario de Deportes, o Club o Estadio de la U, como se le llamó siempre, y hoy, estadio Lolo Fernández, en honor a aquel ya fallecido señor y futbolista, era una parte sumamente importante de mi vida (…) era como el centro del mundo para mí, en los primeros años cincuenta, un verdadero templo, un lugar al que yo llegaba siempre dispuesto a entregar lo mejor de mí mismo (…) Hubo instantes de gloria, no lo niego, y de señorío y bondad y generosidad, como la maravillosa tarde aquella en que Lolo Fernández, el cañonero máximo, el hombre que rompía las redes de los arcos con sus patadones olímpicos, y que al club llegó de la hacienda de algún cercano pariente de mi madre vinculado al presidente del club, de aquel entonces, con la siguiente carta de presentación: “De fútbol aún no tiene la menor idea, pero pelota que patea se trae abajo la pared de un potrero”, pues ese mismo hombre, per ya convertido en ídolo, se ofreció a entrenarme como arquero. Mi terror al verme solo entre los tres palos y con Lolo al frente y una pelota entre los dos, casi hace que yo huyera, pero aquel buen hombre me tranquilizó, primero y enseguida me envío decenas de disparos a escala humana e incluso infantil, digamos, colocándome precioso el balón, en un ángulo, en otro, altito, rasante, a mi izquierda, a mi derecha y etcétera, y al mismo tiempo llenándome de excelentes consejos de entrenador padre de familia y cristiano ejemplar. Fue una tarde de gloria para mí, y jamás la voy a olvidar, y mucho menos negar.”
Permiso para sentir. Antimemorias 2. Lima: Peisa, 2005, p. 233-235

Todos coinciden en un nombre:
Lolo Fernández.
Imágenes cortesía de otro hincha merengue y autor de un
excelente blog.
¡Saludos a todos los hinchas cremas!
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6 floritos:

  1. ¡¡¡Y DALE "U"!!!

    Yo también estuve en el Monumental desde temprano. La fiesta fue crema.

    Bacán la selección de textos (ya me parecían conocidas las fotos, jeje).

    Bien por Costas que ya hizo su sueño realidad de viajar al Cusco y conocer Macchu Picchu. :P

    Saludos,
    R.

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  2. Hola R.!
    Muchas gracias nuevamante por las fotos, esperamos tu nuevo post,
    saludos

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  3. AH! Mira tú, con tu corazoncito crema (y demás menudencias). Buena recopilación.

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  4. Gracias Toxicógrafo!
    Y dale U señores! :)

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  5. Sí pues Pollo, los tres escritores en mención son hinchas -Julio Ramón era- de la U. Lástima que no haya foto de Ribeyro con la camiseta crema, y ojo, soy íntimo de sentimiento, aliancista de corazón, pero en casos como el de ayer, en que tU equipo campeonó en la Libertadores sub 20 no escondo mi alegría: ¡Felicitaciones!
    Sé que Antonio Cisneros y Bayly son del Cristal, y hasta ahí. Sería interesante saber por cuál equipo hinchan o hinchaban escritores como Arguedas, Scorza, Rivera Martínez, César Calvo, Reynoso, Thays, Alarcón.

    Un abrazo.

    Manolo.

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  6. Lo de Cisneros y Bayly lo había olvidado, pero tienes razón. En una selección de cartas de José María Arguedas, sale por ahí que este autor era hincha de Alianza Lima, aunque parece que su afición estaba motivada, más que por el fútbol, por la identificación de este escritor con los pobres, representados por el "equipo del pueblo"
    Saludos!

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