En realidad, ya desde hacía un par de años la Feria Internacional del Libro de Lima venía cambiando, aunque no me daba cuenta. Como comenté en 2016, el solo hecho de que venga por primera vez un premio Nobel a una, la hacía diferente. Asumir el reto de hacer algo que implique libros y a que la vez sea popular es difícil en el Perú. Novedades constantes y ventajas de acceso al público son la mejor arma para vencer la resistencia de enfrentarse a la incomodidad de las bulliciosas multitudes y la desgastante rutina repetitiva del mismo lugar, las mismas empresas y a veces hasta los mismos títulos. Este año, sin duda, se logró.
Desde hace años propuse crear un abono que permita entrar a la Feria todos los días. Y en esta edición, mi clamor fue escuchado y, lo que es mejor, quedó demostrado que era una buena idea. Ojalá que el FanFIL se siga manteniendo ¿Será casualidad que este año es la primera vez que no escucho quejas por el precio de las entradas? Tal vez no.
El país elegido este año fue España y la exposición "Objetos con historia (s)", una serie de efectos personales de 14 escritores nacionales y extranjeros.
Sobre los invitados, quizás sea la mejor FIL que recuerde: traer a un escritor de la calidad y prestigio de Jonathan Franzen no es fácil y además estuvieron también Rosa Montero, Ray Loriga, Santiago Posteguillo, Paolo Giordano, Jorge Volpi, Margo Glantz entre otros. Pensar que antes los invitados más renombrados eran Pedro Suárez Vertiz o el Dr. Pérez Albela.
Si en 2015 se destacaba la llegada de Random House al Perú, ahora no se puede menos que celebrar el regreso de El Aleph, donde suelen están las mejores ofertas y al que se aconseja ir primero.
También hubo otros momentos para recordar como el espontáneo aplauso a Gustavo Gorriti (del que comentamos Sendero); la protesta en la presentación de Gustavo Faverón (del que comentamos El anticuario) y la queja de Marco Avilés (del que comentamos No soy tu cholo) por el retiro intempestivo de su presentación, en la que incluso era ponente un congresista.
He recuperado un poco la fe en la FIL, la cual había ido perdiendo últimamente, Supongo, que habrá que hacer lo mismo con el país. Aunque a los jueces les guste hablar de otros libros.
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